A finales del año 710, Hroþareiks o Rodericus (conocido posteriormente como Rodrigo) dux de la Bética y, al parecer, nieto de Chindasvinto, fue elegido y proclamado rey en Toledo por el Senatus de la aristocracia visigoda, tras la muerte de Witiza. No se sabe con certeza si se había sublevado previamente contra dicho rey, venciéndolo, pero sí que consiguió la mayoría de los apoyos en la asamblea electoral de los nobles. Era, por tanto, el rey legítimo, según el derecho visigodo.
Sin embargo, un sector de la nobleza apoyó a otro rey, Agila II, que era dux de la Tarraconense. Agila II gobernó en el Nordeste (en el sur de Francia, en la actual Cataluña y en el valle del Ebro, es decir, las provincias visigodas de Iberia y Septimania, en parte equivalentes a las antiguas provincias romanas de Narbonense y Tarraconense) e incluso acuñó monedas propias. Puede que Agila II fuese ya antes, desde 708, rey asociado a Witiza, a cuyo clan parece que pertenecía (algunas fuentes lo citan como hijo suyo, aunque es poco probable).
El reino, pues, estaba en una situación de conflicto civil o, al menos, dividido con alguna suerte de acuerdo de reparto y asociación (como ya había ocurrido varias veces en el pasado). Y a los pocos meses de haber subido Rodrigo al trono, en una situación no unánime y vulnerable, se produjo la invasión.
Muchos de los nobles que estaban a favor de otro Rey, o bien deseaban gobernar en sus tierras sin ningún sometimiento o control a una autoridad superior facilitaron e incluso apoyaron esta invasión, y en poco mas de 15 años, entre el 711 al 726 la conquista del reino visigodo por dirigentes musulmanes del Califato Omeya fue un hecho. Un poco antes de acabar la conquista del reino visigodo en su parte nororiental, los conquistadores fueron echados de la costa y las montañas de la actual Asturias, reiniciándose así un periodo de reconquista que duró casi ochocientos años, gracias de nuevo a la insensatez y a la desunión de los nobles españoles, que pensaban mas en su sillón que en sus obligaciones.
Nuevamente, quinientos años después tenemos a dirigentes que solo piensan su poltrona, en gobernar en lo que consideran su cortijo, y no dudan en regalar lo que haga falta a cambio de apoyos.
La mayoría de estos inmigrantes en los que se apoya el catalismo proceden de países fracasados, del tercer mundo, cuando no en guerras civiles, países con una falta de derechos absoluta, con ideas anquilosadas en el pasado mas remoto, incluso prehistórico en algunos casos. Han cruzado desiertos, mares, montañas, han viajado metidos en cualquier lugar, y otros, en el mejor de los casos tienen una formación o un cierto nivel en su país de origen, pero todos han venido esperando ser acogidos en un lugar mejor para vivir que desde donde proceden, con una cultura a cuestas que nada tiene que ver con la europea . El problema es que ni conocen el país al que vienen, ni nuestra cultura ni nuestras leyes, ni les importan. Solo piensan que esto es el paraíso donde pueden hacer lo que les de la gana, conseguir todo de forma fácil sin que nadie tenga por qué exigirles nada.
Como es de suponer se agarrarían a un clavo ardiendo si hace falta por obtener todo eso que ni sueñan en sus países, por supuesto eso incluye apoyar a quien dice que va a dárselo.
Que los nazionalistas se aprovechen de la situación, desgraciada en la mayoría de los casos, de estas gentes y de su ignorancia para ganar apoyos es de una insensatez y una desvergüenza digna de merecer ser echados a patadas.
Solo el hombre es capaz de golpearse dos veces en la misma piedra y en España estamos a punto de volver a repetir la historia y volver a pegarnos de golpes contra el mismo muro. Parte de culpa la tiene, sin duda, la desastrosa educación en nuestra propia historia que tenemos los españoles. Gracias a ese buenismo instalado en nuestros dirigentes, o a la necesidad de dar a cambio de recibir apoyos en el Parlamento, creen que dando y regalando van a calmar las ansias de poder. Muy al contrario los nazionalistas lo usan para ir ganando terreno e ir amoldando la situación a sus objetivos, que no son ni mas ni menos que mandar en lo que consideran "su cortijo", y ya de paso si les dejan irse apropiando de otros "cortijos" aledaños que también consideran suyos, aquello de "Los Paisos Catalans".
Y no solo eso, encima algunos como el senador Indio de ERC, Robert Masih se permiten el lujo de insultarnos, de llamarnos xenófogos y racistas. Un tipo que viene de un país en el que impera el régimen de castas, donde la suciedad, la falta de higiene y la contaminación es la constante salvo en los hoteles y zonas residenciales de lujo para los turistas. Donde la falta de derechos humanos es absoluta, donde el 80% de los matrimonios son concertados, o sea, mujeres compradas o vendidas, o lo que es lo mismo una parte de la sociedad, las mujeres, valen menos que esos animales a los que adoran, las vacas.
Pero mas allá de todo esto llegará el día en que estas gentes exigirán lo que les han prometido y encima se crean con derecho a quedarse lo que alguien les ha dicho que puede ser suyo... y tendremos el lío montado.
Si no se tratara de mi país me daría igual. Pero Cataluña, como Extremadura o el País Vasco es de los ESPAÑOLES.... DE TODOS LOS ESPAÑOLES, no de unos pocos nazcan donde nazcan.
En fin, de una u otra forma, o paramos este avance de idiotez generalizada entre los nazionalistas... o en el futuro pagaremos las consecuencias con creces, como las pagaron los nobles y el resto de pueblos de la península ibérica durante casi 800 años.
Ha sido una sorpresa leerte y me ha encantado todo el contenido. Felicidades y gracias por ser como eres, ni se te ocurra cambiar.
ResponderEliminarGracias a vosotros!.... mi conciencia no me deja, jaja. Y la sangre hirviendo ante tanta desvergüenza tampoco,je. Un abrazo.
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