Dispersión de presos terroristas.


Antes de contar nada quisiera hacer una reflexión, un aviso a navegantes y una realidad, cruda pero cierta, que muchos saben, pero otros parecen haber olvidado (y eso siendo benigno) y son ahora defensores de las reivindicaciones de esos mismos terroristas que ponían bombas en centros comerciales, secuestraban y pegaban tiros en la nuca.

Que quede bien claro.... Solo hay dos razones por las que un terrorista no te pega un tiro en la nuca, la primera porque esté detenido o lo impidan las Fuerzas de Seguridad del Estado, la segunda razón es porque no se lo han ordenado aún.

Así que, para los que apoyan las reivindicaciones de los terroristas o para quienes les dan su voto (y todos sabemos a quienes me refiero)  ...que sepan que si un militante de ETA o su entorno no intenta pegarte un tiro es porque no se lo han ordenado..... ¿enterados?.

En la primavera de 1989 ETA llevaba 627 asesinatos según las fuentes oficiales, habían pasado dos años de la matanza de Hipercor en 1987, ese mismo año ETA asesinaría a 18 personas, y no era de los peores. En 1987 habían asesinado a 41 personas y en 1988 a 20. Oficialmente los GAL habían puesto fin a sus actividades y las negociaciones de Argel se habían visto frustradas como era de esperar. Los presos de ETA se agrupaban en las cárceles de Herrera de la Mancha (Ciudad Real), sobre todo, y Alcalá-Meco (Madrid) o Carabanchel, en el caso de las mujeres. Agrupados, pero bastante lejos del País Vasco. No eran la distancia una de sus reivindicaciones, sino mas bien al igual que ahora seguir llamando a los terroristas presos políticos (solo que antes eran los únicos que lo hacían y ahora cuentan con apoyos que usan su mismo lenguaje).
El problema del agrupamiento de los presos de ETA, como el de los presos de cualquier otra banda criminal, ya sean mafias, narcotraficantes, bandas terroristas o de cualquier otro tipo, es que si juntas a dos de la misma banda está claro que se van a vigilar y controlar. Ya no digo si juntas a doscientos, donde te puedes encontrar con un líder y encargados entre ellos que controlan al resto de la banda llegando a gobernar la propia cárcel. En cualquier caso para los presos era como una cárcel dentro de la cárcel, ya que a parte de las normas de los reclusos la banda dicta sus propias normas, llegando incluso a controlar la comida, que no era la misma que para el resto, los permisos y si podían o no recibir visitas. Básicamente se encargaban de ejecutar las ordenes de ETA dentro de las cárceles y evitar deserciones. Eran esenciales para la banda, que ha basado gran parte de su estrategia social y propagandística en la victimización y control, por parte de ETA, de los presos.

Incluso hoy día, el colectivo de presos de ETA recibe órdenes en cuanto a que pueden o no hacer, imaginaos cuando estaban juntos.

Antes y ahora hay presos que quieren acogerse a los beneficios penitenciarios, evidentemente a cambio tanto de renunciar a ETA como de ayudar a la lucha contra el terrorismo, pedir perdón a las víctimas, etc, pero juntos eran más fáciles de controlar, los frenaban los duros. 

                                 Antoni Asunción                                                 Enrique Múgica

La dispersión, puesta en marcha en 1989 por Antoni Asunción, uno de los artífices como director general de Instituciones Penitenciarias (luego sería ministro de Interior) junto a Enrique Múgica (entonces ministro de Justicia), significó dividirlos, romper su estructura y su hegemonía dentro de las cárceles además de ser un arma muy importante en la lucha contra ETA. Con la dispersión se les aplicó el régimen general, haciendo posible que los que abandonasen el delito progresasen en grado. Se les eliminaron los privilegios y se les mezcló con el resto de reclusos.

Pero es que la medida está en el reglamento penitenciario. Las autoridades pueden destinar a cada preso al lugar que consideren más conveniente para el cumplimiento de su condena.

En solo dos años, entre 1989 y 1990, dos tercios de los reclusos, 120, abandonaron ETA, dejando de lado el terrorismo y la violencia como medio para lograr la independencia, acogiéndose así a beneficios penitenciarios.

La dispersión además tuvo otras medidas, como por ejemplo avisar a las familias de los presos cuándo estos disponían de permisos y visitas, para que supieran que, si no tenían noticias suyas, era por orden de la banda, no por ninguna "política represiva". Fue la primera vez que se incorporó el sistema penitenciario a la política antiterrorista. 

Otro de los resultados es el enorme descenso de los atentados en los que lograron sus objetivos, el asesinato o secuestro, pasando de una media de 40 a mediados de los 80 a menos de la mitad, o incluso no poder realizar atentados o disminuirlos enormemente independientemente de sus "treguas". A excepción del año 2000 en el que pudieron llegar a matar 23 personas.

Desde entonces ETA tuvo que usar al colectivo de abogados y crear una estructura en el exterior para realizar las funciones que hacia desde dentro, que también llego a recibir varios golpes de las fuerzas de seguridad del estado para su desmantelamiento cuando sus actos eran ilícitos.

Aún así en 2012 aparece el grupo de Los Makos, o el Frente de Cárceles de ETA, para ser interlocutores entre la cúpula de la banda y los presos y propiciar  una solución para los encarcelados de la banda. Es un grupo de mediadores y de coordinadores que hacen de transmisores entre los presos de ETA en las diferentes cárceles españolas y ETA. En este grupo de personas hay abogados del entono de Arantza Zuloaga encargados de supervisar y ejecutar, desde el exterior, las órdenes de ETA en el interior de las cárceles contando con la independencia y la autoridad suficientes para actuar de forma autónoma en nombre de la banda.

¿Qué ocurre ahora? Que en los últimos años, el colectivo de presos de ETA es un problema para la banda. Por eso ETA permitió a su Colectivo de Presos dar el paso de asumir sus condenas y acceder a beneficios individuales contemplados en la Ley cuando detectaron un riesgo de rebelión en el seno de su 'frente de makos'. Quienes estaban haciendo de "carceleros", vigilantes dentro de la banda cuidando del rebaño, estaban dentro, eran otros presos. En cambio ahora a los abogados los ven en muchos casos como simples correveidiles de la banda.

Lo que le importa a la banda, lo que siempre a importado desde el colectivo de Presos EPKK no son los propios presos, ni sus familias ni los viajes (para los que reciben ayudas económicas públicas), sino mantener su hegemonía y se cumplan sus órdenes, que no acaben disgregados, desmoralizados y deshaciendo la banda terrorista desde dentro.

Lo lógico es acabar de desverterbrar a la banda, según palabras de Asunción, que al igual que Múgica, responsables de aquella política de dispersión que se inició en 1989, abogan porque continúe hasta acabar con ETA.

No se trata de que ellos proclamen el fín de la violencia, ni una tregua, se tratada de acabar con ETA, que reconozcan el daño, que entreguen las armas,  y en ultimo caso pedir perdón.
Tienen que dejar de hablar de conflicto y no hay nada que negociar en las condiciones de la situación de los presos.

ETA de momento no ha entregado las armas, no se han disuelto, no han reconocido ni asume ni se responsabiliza del daño, y sigue llamando presos políticos a los terroristas junto con sus nuevos apoyos, a parte de tener las mismas exigencias de siempre.

"El problema no es que se pudran en prisión, sino que se cumpla hasta el final la norma penitenciaria y paguen por sus delitos". 

Comentarios

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